Introducción
El arte rupestre impresiona por la combinación de paisajes naturales y culturales, la manera cómo el hombre en tiempos prehistóricos e históricos ha plasmado sus obras en lugares naturales (cuevas, aleros y rocas) que muchas veces se destacan por su belleza. Grabados y pinturas rupestres existen en la mayor parte de los continentes del mundo. Para el público en general, el arte rupestre se manifiesta sobre todo en las manifestaciones paleolíticas de cuevas europeas como Altamira, Lascaux, Chauvet y Cosquer; sin embargo, también existen numerosas representaciones históricas y etnográficas en todo el mundo.
Hasta los años 1980, el arte rupestre de Bolivia era prácticamente desconocido con pocas referencias por los estudiosos de la arqueología, etnografía e historia del país. Recién con la fundación de la Sociedad de Investigación del Arte Rupestre de Bolivia (SIARB), en el año 1987, surgieron investigaciones sistemáticas. Después de más de 30 años de labores de la SIARB contamos con un registro de más de mil sitios en todos los departamentos del país, se han documentado en forma sistemática sitios en diversas zonas ecológicas que pertenecen a diferentes culturas y etnias. Se llevaron a cabo algunos proyectos interdisciplinarios con equipos de documentalistas para los registros sistemáticos de las manifestaciones culturales, conservadores que realizaron el diagnostico de conservación del arte rupestre y establecieron pautas para su preservación y arqueólogos que prospectaron la región para establecer una secuencia de los asentamientos humanos y educadores que iniciaron campañas de sensibilización sobre el valor de este patrimonio cultural. A la vez, dentro de los programas de gestión, administración y conservación, se implementaron medidas de protección e infraestructura en algunos sitios que se convirtieron en parques arqueológicos como Calacala (Oruro), Betanzos (Potosí), Incamachay-Pumamachay (Chuquisaca), Paja Colorada (Vallegrande, Santa Cruz) y Peñas (La Paz). Las medidas de conservación por conservadores profesionales han permitido mejorar el aspecto de varios sitios que lamentablemente habían sufrido por actos vandálicos de visitantes.