Deprecated: Required parameter $attr follows optional parameter $output in /mnt/web023/c1/73/52000773/htdocs/siarb2/siarb2.sonriebolivia.com/wp-content/themes/voice/core/extensions.php on line 164 Sitios – Siarb

Sitios

Sitios

El arte rupestre fue creado en paredes rocosas, aleros o refugios, cuevas, lozas, peñascos. Es importante señalar que en Bolivia estas manifestaciones culturales todavía no han sido encontradas en cuevas profundas; cuando hablamos de “cuevas”, normalmente nos referimos a pequeños espacios, en los que las representaciones están visibles sin iluminación artificial.

Muchas veces las rocas decoradas forman parte del paisaje sagrado de las culturas indígenas que atribuyen características especiales y un poder especial a ciertas rocas y localidades. Hay numerosos indicios que sitios de arte rupestre fueron y aun todavía son considerados huacas, sitios sagrados. Según Pablo Cruz (2002), elementos que sobresalen en el paisaje (de la región de Potosí central) como las formaciones rocosas (conocidas como peñas o khakhas) constituyen lugares de paso y comunicación con el mundo de abajo donde residen fuerzas poderosas relacionadas con los espíritus y la fertilidad. Por tanto, son lugares reverenciados, vinculados a los ancestros y los supays o espíritus, donde hasta hoy se realizan ritos de diversa naturaleza. Tenemos testimonios sobre el uso ritual actual de los sitios de arte rupestre, por ejemplo en la provincia Los Andes del Depto. de La Paz (Taboada 1992) o en el norte de Oruro (M. Arenas, P. Lima, C. Tocornal y L. Alvarado 2015).

Alero en la región de Yaraque. Mancha de sangre de una ofrenda y ceremonia. Foto: Pilar Lima

Tipológicamente podemos distinguir dos categorías de sitios: los que son fácilmente accesibles y visibles – a veces relacionados con rutas tradicionales de tráfico – ofreciendo amplios espacios delante de los paneles decorados, aptos para la reunión de mucha gente; y aquellos que son más difíciles de encontrar, con espacios reducidos y no son visibles desde lejos. En el primer caso, podemos hablar de un sitio “público” que probablemente servía para reuniones masivas, mientras en el segundo caso el sitio tiene carácter más exclusivo y suponemos que servía para el uso de algunos pocos especialistas.

El Parque Arqueológico de Incamachay-Pumamachay en Chuquisaca es un caso que posee sitios de ambas categorías. Mientras el alero de Incamachay es un amplio refugio con techo de 42 m de largo, visible desde la parte baja de la quebrada, la cueva de Pumamachay se halla en una parte alta del terreno, no es visible desde los caminos de acceso al alero y en su interior existe un estrecho corredor de un ancho de solamente 1,50 m. Nos parece característico que ambos sitios presentan arte rupestre totalmente diferente que apunta a usos distintos en tiempos diferentes.

Vista a la cueva Pumamachay. Foto: Matthias Strecker, SIARB

Calacala en el Depto. de Oruro pertenece a la primera categoría (ver Strecker y Taboada 2001). Se trata de una pequeña cueva y un alero visible desde lejos, que se encuentran al pie de una extensa formación rocosa. Existe una especie de terraza frente a los paneles decorados, que permite la aglomeración de una gran cantidad de personas. Además, está cerca de un camino tradicional que atraviesa el valle.

Calacala, vista a la cueva y al alero. Se nota la pasarela para visitantes construida en el proyecto de la SIARB. Foto: Freddy Taboada, SIARB

La cueva Juan Miserandino en la Chiquitanía del Depto. de Santa Cruz se halla apartado de poblados y se parece más a los sitios exclusivos. Sin embargo, es un refugio de dimensiones considerables que permite la entrada de un grupo grande. También posee una gran cantidad de pinturas en 14 paneles que denotan la actividad de varios pintores en diferentes momentos (Calla 2007).

Cueva Juan Miserandino. Foto: Sergio Calla, SIARB

La pequeña cueva Lik’ichiri (también llamada Supay Cueva) en el Depto. de Betanzos (ver Strecker et al. 2011) es un ejemplo de un sitio mucho más escondido. Se halla enclavada en una colina, apartada de un conjunto de serranías, cerca de un camino tradicional, pero el sitio no es visible desde el camino. El sitio (cueva o refugio) tiene un espacio reducido y permite la entrada de pocas personas.

Lik’ichiri Cueva. Foto: Matthias Strecker, SIARB

Muchos sitios se encuentran en cercanía inmediata a fuentes de agua, lo que es un fenómeno a nivel mundial (Bahn 2010). El sitio de Pumamachay se ubica encima de una “poza” que tiene agua prácticamente todo el año. Suponemos que esta ubicación no es casual y que tiene implicancias respecto al uso del sitio y los motivos y contenidos del arte rupestre. El investigador Freddy Taboada, en base a informaciones etnográficas, plantea una hipótesis de interpretación para este sitio, en base a la única figura antropomorfa y los motivos abstractos presentes (Lima y Taboada 2010).

También la cercanía a rutas de tráfico, como los caminos tradicionales, puede ser esencial para interpretar el rol de sitios de arte rupestre y sus elementos. En su estudio del valle del río Juan del Oro (departamentos de Tarija, Chuquisaca y Potosí), Carlos y Lilo Methfessel (1997) encontraron numerosos sitios de arte rupestre a lo largo de caminos que forman parte de la “Ruta de la Sal”. Postulan una relación directa entre los caminos prehispánicos, los grabados rupestres y la tradicional ruta de las caravanas de llamas. Establecieron un catálogo de motivos presentes, en primer lugar las llamas, seguido por figuras antropomorfas, algunas acompañadas por llamas.

En los llanos del norte (departamentos de La Paz, Pando y Beni), que pertenecen a la cuenca hidrográfica del Amazonas, numerosos grabados rupestres fueron ejecutados en lozas o peñascos, que se hallan casi siempre en las márgenes o los alrededores inmediatos de los ríos que servían como las rutas preferenciales de tráfico de los pueblos indígenas.

Chepete, río Beni en Chepete. Foto: Daniel Robison

Dentro de un sitio, existen ciertas unidades de espacio (llamados por los investigadores paneles) según una probable lógica de sus creadores que al parecer planificaron el uso del espacio antes de plasmar las imágenes sobre la roca. En algunos casos podemos reconstruir algunos de los procesos de planificación. En el centro del sitio Lajasmayu 2 (Betanzos, Potosí) aparece una larga línea roja semicircular que delimita las pinturas en la parte superior del panel. Casi todos los motivos fueron pintados debajo de la línea, dentro del espacio marcado.

Lajasmayu 2. Foto: Matthias Strecker, SIARB