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Incamachay-Pumamachay, Chuquisaca

Incamachay-Pumamachay, Chuquisaca

Ubicación

El sitio Incamachay se encuentra en el cantón Chaunaca, provincia Oropeza, Depto. de Chuquisaca; está en territorio de la comunidad Tumpeca, del Distrito Municipal Nº 8 de la ciudad de Sucre. El lugar se conoce con el nombre Patatoloyo (nombre de un caserío en la proximidad), se ubica en una quebrada perteneciente a la serranía de Chataquila. El ingreso se da por la carretera que va de Sucre a Ravelo, 32 km en movilidad, posteriormente hay que caminar unos 7 km (2 horas) por un sendero.

La cueva Pumamachay se halla se encuentra en la cercanía inmediata de Incamachay, a una distancia de solo 150 m.

Antecedentes de la investigación

Uno de los primeros investigadores de Incamachay fue el austriaco Leo Pucher quien visitó el sitio en los años 1940. A fines de los años 1950, el arqueólogo alemán Heinz Walter estudió estas pinturas; publicó un breve relato sobre su visita en un libro de divulgación popular (Disselhoff 1960). Otros investigadores que se ocuparon del sitio fueron D. E. Ibarra Grasso (1965), D. Kuljis y V. Bustos (1977). A partir de los años 1980 Edmundo Salinas dedicó varias publicaciones a Incamachay y Pumamachay (Salinas 1987, 2000, 2001). Posteriormente Velia Mendoza (2003) publicó un estudio y documentación detallada de ambos sitios.

El parque arqueológico de Incamachay – Pumamachay

Debido a la importancia de sus pinturas rupestres, en 1958 Incamachay fue declarado Monumento Nacional (Decreto Superior 4954 del 27 de mayo de 1958). A fines del año 2002, la H. Alcaldía de Sucre construyó un muro delante del sitio para controlar el ingreso de visitantes y una casa para el guarda ruinas. En mayo del año 2004 se inició una nueva fase del proyecto del parque arqueológico, gracias a un convenio de la Alcaldía con la Sociedad de Investigación del Arte Rupestre de Bolivia (SIARB). Se realizó una capacitación para el guarda ruinas y otros comunarios de Tumpeca, Chaunaca y otras comunidades; además, se logró un nuevo registro y documentación fotográfica y se llevaron a cabo los primeros ensayos de conservación (limpieza de grafitis) de parte del experto norteamericano Johannes Loubser. El sendero en el alero de Incamachay fue empedrado y se instalaron cajas informativas. Se instaló una reja de seguridad en la cueva de Pumamachay, sitio que sufrió la sustracción de una figura rupestre. Se publicó una guía en dos idiomas (español e inglés) para los visitantes y se editó un video (DVD) sobre el proyecto. Se redactó un Reglamento Interno para la administración del sitio. Estos trabajos contaron con el apoyo de las Embajadas de Holanda, EE.UU. y Alemania.

El arte rupestre de Incamachay

El arte rupestre de Incamachay se halla en un alero, una especie de refugio con techo, que se extiende en dirección sur – norte y tiene una orientación hacia el oeste. Tiene una altura de 3.510 m.s.n.m., una longitud de 42 m, un ancho de 19 m y la altura del techo es de 5,70 m.

En este lugar, la pared y el techo fueron decorados con pinturas en varios colores, además existen algunos grabados y una «cúpula» o tacita, una depresión redonda artificial en el piso. La investigadora Velia Mendoza (2003) registró 141 elementos de arte rupestre que en su mayoría corresponden a pinturas. Han sido pintadas en las siguientes variantes: figuras blancas, rojas y las que utilizan dos colores – motivos blancos con borde rojo, o rojos con borde blanco; además existen algunas pocas figuras en color verduzco, azul, negro o rosado.

Es probable que los artistas antiguos hayan utilizado pigmentos naturales que se encuentran en la cercanía. Los motivos son en primer lugar antropomorfos, aparte de algunos zoomorfos y geométricos o abstractos.

La gran mayoría de las representaciones antropomorfos consiste de figuras humanas estilizadas, muy simples. Un redondo representa la cabeza, cuerpo y brazos levantados aparecen como líneas. En un caso la figura ha sido colocada sobre una especie de «pedestal». Una figura de un hombre apuntando un arco con flecha, dibujada en rojo, claramente se distingue del patrón anterior y parece pertenecer a otro período de ejecución.

Hay algunas figuras zoomorfas. Entre los pocos grabados existen posibles tarukas o ciervos. Entre las pinturas, E. Salinas (1987) identifica una figura bicroma (rojo con borde blanco) tentativamente como un búho, aunque también (en su publicación del año 2000) menciona que «se afirma que se podría tratarse de un puma». Otra figura, pintada en la misma combinación de colores, ha llamado también la atención de los estudiosos y fue interpretada de diferentes maneras, como mono o sapo.

Existe cierta ambigüedad entre ambas categorías, antropomorfos y zoomorfos. Se podría considerar una figura «antropomorfa» – con dobles extremidades levantadas hacia arriba y otras hacia abajo – como la representación de un animal. Por otro lado, existe otro «antropomorfo» con una línea vertical entre las piernas, que termina en un tridígito y podría representar el sexo o una cola.

Finalmente tenemos diseños geométricos o abstractas: cruces (que podrían datar del período precolombino), círculos y formas rectangulares con divisiones interiores.

Los investigadores no han podido aclarar todavía la antigüedad de estas manifestaciones artísticas del pasado y su significado. Todos los estudiosos coincidieron en asignar el arte rupestre de Incamachay a un período prehispánico cuya cronología es un incógnito. No se han encontrado otros hallazgos arqueológicos asociados con este arte. Parece que se trata de un sitio alejado de asentamientos, cuya función se relacionaba con ciertos ritos de los cultos religiosos. V. Mendoza opina respecto a Incamachay y al sitio cercano de Pumamachay: «es muy probable que hayan servido como lugares ceremoniales o rituales, donde se llevaban a cabo actividades religiosas. Esta suposición, que descarta la función habitacional, se basa en la ubicación de los sitios en lugares poco accesibles, con pendientes elevadas, sin espacio donde cultivar, aparte de la escasa presencia de material arqueológico, las condiciones ambientales que varían del día a la noche como vientos muy fuertes al anochecer, lluvias torrenciales, escasa fauna y flora comestibles.»

Un indicio para un uso ritual del sitio podría ser la «cúpula» o tacita (depresión redonda artificial) que se halla en el piso del alero. Podría haber servido para recibir alguna ofrenda.

El impacto visual de este conjunto pictórico brillantes es impresionante. Muchos observadores del arte rupestre de Incamachay han quedado impresionados por el fuerte colorido de las pinturas.

Por otro lado, lastimosamente el alero ha sido afectado por numerosos actos vandálicos, desde inscripciones de propaganda hasta los actos de rebordear pinturas con lodo o mojarlas con agua. La Sociedad de Investigación del Arte Rupestre de Bolivia (SIARB) ha realizado los primeros ensayos de medidas de conservación incluyendo tratamiento para borrar algunos vestigios del vandalismo de visitantes.

La cueva de Pumamachay

A diferencia de Incamachay, Pumamachay es una pequeña cueva, ubicada a mayor altura y cerca de una poza de agua.

Vista de la cueva Pumamachay. Foto: Carola Condarco, SIARB

El sitio fue descubierto recién en el año 1973 por Edmundo Salinas, acompañado por Juan Puma, vecino de la comunidad indígena Tumpeka; recibió su nombre en honor a este último. Fue descrito por E. Salinas en dos publicaciones (1987, 2000). A fines de 2002, el sitio fue documentado por V. Mendoza quien registró 16 motivos de arte rupestre, todos ejecutados en color negro, que se encuentran en el interior, en la parte derecha de la cueva. A esta cantidad hay que agregar otro motivo (una figura antropomorfa con extremidades extendidas) que lamentablemente fue sustraído por algún visitante delincuente sin escrúpulos; además, notamos varios grabados de círculos cerca de la entrada..

Los motivos caen en dos grupos: figuras geométricas (espirales, formas circulares y otras líneas) y biomorfas (figuras zoomorfas y un antropomorfo). La figura Nº 12 podría representar un mono; es muy parecido a un motivo bicromo en Incamachay. La figura Nº 17, sustraída, fue identificada por E. Salinas como antropomorfo con una especie de penacho.

Mientras actualmente no tenemos indicios de la antigüedad del arte rupestre de Incamachay, en el caso de Pumamachay existe una aproximación a la cronología por la comparación con la decoración de cerámica. Salinas C. (2000) notó un gran parecido de un motivo con la decoración de vasijas de la cerámica Huruquilla, también pintadas en negro, por lo que asigna una antigüedad máxima de 1.000 años a los dibujos rupestres. Esta cerámica se caracteriza por decoración co